Entre despedidas, balances finales y abrazos pasaron nuestros últimos días en Tulsa.
El miércoles terminamos los campamentos. Los responsables se quedaron muy contentos con el proyecto y pidieron repetir el año que viene. Los niños pedían por favor que volviésemos, que nos iban a echar de menos. Después de muchos días de trabajo, los resultados son de lo más satisfactorios. Ahora ellos saben más sobre Derechos Humanos, pero nosotros también hemos aprendido mucho con ellos.
El jueves los voluntarios de Tulsa nos organizaron una fiesta de despedida típicamente americana, con piscina y hamburguesas. También estaban encantados de haber participado en el proyecto, y varios de ellos continuarán impartiendo jornadas de sensibilización.
Entre el viernes y el sábado los voluntarios españoles nos fuimos marchando. Detrás dejamos tres semanas muy intensas en cuanto a experiencias y aprendizaje, muchos buenos amigos y una semillita plantada, la de los Derechos Humanos.
Un millón de gracias a todos los que han hecho posible este proyecto. Para muchos ha sido la experiencia de nuestra vida.
Bye, Tulsa! See you soon!